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Apartheid del closet

Apartheid del closet
- Me fui temprano lejos de casa. Extrañé a mis padres, pero el señalamiento de muchos pudo más, y no lo afronté. Sufría en silencio cuando se hablaba despectivamente de los homosexuales: “¡qué lástima que fulanito sea marica!” o “fulanita, linda, pero vive con una mujer”. No me atreví a alzar mi voz. Quise demostrarle al mundo que merecía respeto y triunfaría por encima de mi condición sexual. ¿Cómo hacerlo? Demostrando a los demás que era la mejor, la más estudiosa y la más trabajadora. Tremendo error.

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